El Estudio
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En nuestro estudio concebimos la arquitectura como una disciplina profundamente comprometida con la cultura y la sociedad. Entendemos que nuestra responsabilidad va más allá del bienestar de nuestros clientes, extendiéndose a quienes nos rodean y a las generaciones futuras, con una visión de permanencia en cada obra que realizamos.
Somos conscientes del esfuerzo necesario para establecer un diálogo entre el proyecto y su contexto, por lo que cada trabajo conlleva un alto grado de implicación. Colaboramos con especialistas cuando se requiere un alto nivel de precisión técnica, garantizando así la máxima eficacia en la gestión de cada proyecto. La interdisciplinaridad de nuestro equipo enriquece el resultado final, aportando una visión global que beneficia a todos.
Con más de 15 años de experiencia, abarcamos todo el espectro del proceso constructivo, desde el asesoramiento en la adquisición de solares e inmuebles hasta la ejecución de proyectos de construcción, reforma y rehabilitación. Nuestro trabajo incluye urbanismo, edificación, instalaciones, diseño de interiores e informes técnicos, asegurando un servicio integral.
Priorizamos la seriedad y el cumplimiento de plazos, ofreciendo soluciones acordes con las posibilidades de cada cliente. Brindamos un seguimiento continuo de cada fase del proyecto: supervisión de presupuestos y contratos, asesoramiento en la elección de materiales y técnicas constructivas, y coordinación de seguridad y salud.
En definitiva, nuestro compromiso es poner la arquitectura al servicio de la sociedad, mejorando la calidad de vida a través de un diseño que dialoga con la cotidianidad. Porque son los detalles los que construyen el todo.
María José García
Nuestro Estudio de
Arquitectura
Este espacio se erige sobre un antiguo edificio del siglo XVIII, reciclado para dar nueva vida a un lugar que ha sido testigo de múltiples generaciones. Su arquitectura mediterránea, resistente al paso del tiempo, sigue latiendo en cada rincón.
El agua, el patio y la luz impregnan el ambiente, creando un refugio que escapa a la globalización sin renunciar a las herramientas que brinda la diversidad.
Una intervención sutil ha renovado el paisaje arquitectónico de la calle y del edificio, transformando lo vernáculo en lo contemporáneo. A través del diálogo entre historia y vanguardia, se hace visible la aceleración del cambio social en un territorio en expansión.
Aquí, como ya ocurrió en España en la década de los ochenta, el patrimonio se integra en el debate arquitectónico moderno. Las tendencias minimalistas juegan con la seducción de las formas, difuminando los límites entre el exterior y el interior mediante veladuras que resaltan las tipologías constructivas del entorno.
La armonía de los espacios ofrece el sosiego necesario para proyectar nuevas formas de habitar, responder a necesidades y enriquecer las sensaciones.